Mi jornada hacia el perdón

“No hay mal que por bien no venga”-reza el dicho que acostumbramos expresar cuando nos encontramos ante circunstancias adversas, de las cuales no nos queda más que aprender.
Ya con el hecho de reconocer que algún bien compensará la situación presente, nos estamos abriendo a la posibilidad de un mejor escenario por venir. 
He tenido épocas difíciles, pero el año pasado para mí fue uno de los más críticos, por muchos factores, que de una u otra manera provocaron cambios profundos en mi perspectiva de vida. 
Hoy, estoy consciente que las marcas que nos quedan como heridas de nuestras batallas, pueden convertirse en el veneno más letal o bien, en el catalizador más potente para llevar nuestras emociones y crecimiento personal hacia otro nivel.

Somos el resultado de todo el bien y el mal que experimentamos, igual que de todo el amor y el odio que sentimos. Esa mezcla de intensas y profundas emociones, nos convierte en villanos, héroes, patanes, irresponsables, abnegados, admirables o despreciables seres humanos. Aquí no aplican las ecuaciones matemáticas, la sumatoria de todos esos elementos arroja un resultado claramente distinto en cada individuo.
A este resultado, en mi caso, lo he llamado mi jornada hacia el perdón, ya que por una inesperada y sorpresiva reacción ante señales o mensajes recibidos, al fin tomé una decisión: no pasarlos por alto. De manera inconsciente, plasmé en la escritura, lo que mi alma en búsqueda de paz necesitaba escuchar, o en este caso, leer.
Fue hace algunas semanas, que escribí los fragmentos que comparto al calce de este post, como parte de mi nueva obra “Bóveda azul cobalto”. Los escribí de corrido, casi como si los escuchara replicar en un dictado mental, forman parte de valiosas reflexiones del personaje central ante un momento crítico. Posteriormente al releerlos, me di cuenta que eran la respuesta que mi alma buscaba ante tantos cuestionamientos.

Decidí compartirlos, sin estructura o referente, porque esta obra sigue construyéndose, y no quisiera revelar aún los misterios y sorpresas que esconde, no obstante, estas palabras me condujeron hacia un perdón que necesitaba pedir y otorgar a algunas personas, incluso a mí misma, por lo que creo que tal vez alguno de ustedes pueda asumirlas como una reflexión propia, llevándoles así hacia un estado de paz y equilibrio, como el que hoy he conseguido. Agradezco profundamente ese momento de inspiración que me permitiera soltar al fin un lastre invisible e imperceptible, y hoy me impulsa a avanzar a paso firme en esta aventura de vivir con el alma en paz y llena de amor.



"Lo primero, lo primordial y lo único que harás, será buscar la paz dentro de tu interior. Sin paz no tendrás la conciencia que necesitas para creer, confiar y dar cualquier paso.
La paz no la encontrarás en tu pasado, presente o futuro, sino dentro de ti misma. La paz necesita alimentarse de renuncia, aceptación y absoluto desapego.
Antes de encontrarla, deberás sumergirte en el abismo más profundo de inquietud, incertidumbre y guerra interna. Lucharás contra todos tus demonios, aquellos que se encuentran fuera de ti y sobre todo los que viven dentro. Alejar esos temores, deshacerte de ellos, es el primer paso hacia la paz.
Busca la paz en el abandono, busca la paz en el sonido del silencio, busca la paz en la intensidad del sol al igual que en la oscuridad de su sombra.
Encuentra la paz en el perdón, perdona a todos los que hayan cegado tu mirada con un puño de arena, pero sobre todo, perdónate a ti por haberles permitido lastimarte, perdónate a ti por haberte olvidado de la gracia que reside en tu corazón, perdónate a ti, para vivir y morir en paz.

...La claridad de tu alma en paz, será el instrumento para darte cuenta de todo lo que está sucediendo ahora en tu presente, lo que sucedió en el pasado y también todo lo que está por suceder en el futuro.
Abre bien los ojos de tu alma, mira alrededor y mira hacia dentro. ¿Cuál es el color de tu consciencia?, ¿Cuánto bien has hecho al transitar en esta vida? Si has logrado contestar sinceramente estas preguntas, no importando cuál sea la respuesta, has entrado en consciencia, y si no hay suficiente luz en tu color, ni suficiente bien en tu camino, es el momento de enmendarlo, porque de no hacerlo, tu alma está condenada a repetir los mismos errores a través de los siglos. Sé humilde en tu juicio, pues la luz y el bien que puedes generar, nunca estarán de sobra para iluminar la oscuridad y combatir el mal de cualquier era en la que hayas de poner un pie.

Tu consciencia te dictará los pasos que debes seguir de ahora en adelante, camina y vive en consciencia, porque la ignorancia ha dejado de ser una excusa, ahora lo sabes y no puedes ni debes engañarte."

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